Hay gente, como yo, que siempre tiene que tener la última palabra. No crean que estoy diciendo que es algo bueno, simplemente es algo que pasa. Es ese tipo de gente que en una discusión, así sepan que la otra persona se limpia el culo con su criterio, o que no le importa lo que tenga que decir, siempre tiene que terminar, siempre tiene que aclarar, porque no entiende por qué su interlocutor no comparte su validísimo punto de vista. Sí, porque el que sufre de este síndrome casi siempre cree que tiene la razón y que es el emperador de universo. Y no solo es un síndrome que afecta las discusiones. Afecta todo.
A: Bueno, nos vemos mañana, chao.
B: Chao.
A: Chao.
B: Sí, la pasamos bien
Asumimos que aquí la conversación se acabó, no hay nada que decir, se supone que ya establecimos que la pasamos bien, así que continuemos al siguiente tema o recordemos eventos específicos que hicieron que la pasáramos bien. Pero en realidad no hace falta, así que el últimapalabra-compulsivo dice:
A: J (carita feliz)
Y así, un montón de situaciones… Es como un deseo de que quede claro el punto de vista, una vaina casi incontrolable de querer ser ser witty, de quedar como una persona coherente, con criterio, y no es algo que sucede calculadamente. Creo que simplemente sucede. Es como parte de la personalidad de alguna gente. De hecho, puedo pensar en este momento en unos cuantos que hacen esas cosas.