Como desde las 10 de la mañana hay un cachorritito de gatito maullando afuera de mi oficina. No sé dónde está, ni qué le pasará, pero ya me está volviendo loca.
El miau es tan agudo, que parece un pajarito haciendo piii, piiii, piii... O más bien: miii, miii, miii.
Me provoca como una mezcla entre desesperación y preocupación.
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