Estoy tan tapada hoy que ni siquiera se me ocurre nada interesante que escribir acá. Lo que hace la mayoría de la gente es que escribe de las cosas que les pasan pero, por alguna razón, a mí nunca me pasa nada tan interesante. En serio. Es impresionante. Todo el mundo siempre tiene cuentos excelentes de vainas que les pasan, pero a mí lo único que se me ocurre contar ahorita es que hace más de un mes fui a la cita del pasaporte. Después de eso, he ido ya tres veces a buscarlo y no está… Y eso que hace rato que me mandaron el correo ese de “busque su vaina en 48 horas”.
En todo caso, el hecho es que la última vez que fui, pasé por Concresa, más arriba, justo antes de la BP, y habían 2 mujeres que habían chocado. Ambas (llamémoslas Juana y María) se habían bajado, y justo en el momento en el que yo pasé, se estaban (literalemente) agarrando de las greñas. Parecía algo así como… No sé qué parecía: Juana tenía un cepillo de pelo en la mano, y con la otra mano le agarraba el pelo a María mientras le golpeaba por la cabeza con el cepillo. A su vez, la María agarraba con las dos manos el pelo de su contrincante y se inclinaban hacia un lado y luego hacia el otro. Fue muy surreal.
No sé qué habrá pasado con las dos amables señoras. Quizá tuvo que venir la policía a separarlas.
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