miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los tacos

Cuando era chiquita me encantaba jugar con tacos de madera. Siempre armaba castillos.

A veces metía muñequitos adentro, y se veía como si estuvieran asomados por la ventana.

Pero lo más divertido era construir castillos altísimos, más altos que yo (ay sí, como si eso fuera tan difícil), y verlos como por un minuto en su esplendor.

Luego, venía la mejor parte: agarrar un taco de la base, uno que fuera clave, y sacarlo de golpe.

¡PAAAAAAAAAA, TRACATATACACACACATACATACA, TAAAAA!

Se desparramaban ese poco de tacos en el piso de parqué de mi cuarto, y sonaban durísimo.

Eso a mí me emocionaba muchísimo, no sé por qué, ver cómo se derrumbaba y escuchar el sonido.

Es más, creo que si hoy construyo un castillo de tacos, disfrutaría de igual manera derrumbarlo así una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario