Siempre pensé que era un idiota. Desde el primer día que lo conocí, estuve segura de ello.
Su pelo grasoso era la corona perfecta para su personalidad.
Ahora, después de unos meses de conocerlo, y de algunas cosas que han pasado, he cambiado mi opinión.
No es idiota, sino que es BIEN idiota.
Es así.
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